La señora candidata del PSOE-A ha
prometido “solemnemente” gobernar “desde el diálogo y el
acuerdo”. No tiene otra, desde luego... no es necesario prometerlo
con una sobreactuación que lleva a la sospecha. Incluso se ha
atrevido a sacar del baúl una vieja palabra mágica, que ha perdido
su poder taumatúrgico: concordia. Una palabra manoseada hasta la
extenuación durante la “transición” y que ha quedado para
siempre asociada a pactos entre élites que tratan de anular el
conflicto.
Y de eso parece que se trata. A juzgar
estrictamente por el contenido del discurso de la candidata nos
encontramos con un giro hacia las políticas económicas santificadas
por la doctrina neoliberal. Un giro tan sólo aparente ya que no hace
más que recuperar las viejas recetas que durante lustros ejecutó el
PSOE en nuestra comunidad bajo la consigna de la “modernización”.
Un análisis superficial del discurso
nos lleva a pensar que los guiños al programa de Podemos y
Ciudadanos han ayudado a construirlo, con la esperanza de que ambos
se sientan reflejados. Pero la concordía, en política económica y
social, no existe. El simple hecho de que cortando y pegando
propuestas de las otras formaciones políticas se construya un
discurso aparentemente coherente debiera llevarnos a la preocupación.
A no ser que la señora candidata también piense ahora que no hay
izquierda ni derecha. Aunque la brújula no le funcionase muy bien,
hasta ahora, y en campaña, sobre todo en campaña, su discurso ha
sido el contrario: que sí que había izquierda, y que la izquierda
era ella. Por eso llama la atención que en su discurso de
investidura haya usado la palabra “izquierda” cero veces! Y la
palabra “derecha” (caramba!) cero veces!
Y es que solo así puede intentar casar
políticas dispares, tratando de soplar y sorber a la vez, o poniendo
una vela a dios, y otra al diablo. Claro que el esquema de profunda
desideologización del debate político, tan funcional al ascenso de
los partidos de reemplazo, permite estas cosas. No identificar el
marco en el que se desarrolla la política económica es
imprescindible para aquellos que tratan de vendernos un modelo social
neutro, eficiente, limpio.
Pero lo cierto y verdad es que el
modelo de acumulación del capitalismo real en Andalucía sitúa a
nuestra comunidad en una posición dependiente y subsidiaria de los
grandes centros económicos que, a su vez, dictan o frenan las
políticas, en función de sus intereses y ejerciendo su poder. El
ejemplo más clamoroso ha sido, sin duda, las presiones de la Troika
a Luis de Guindos para que el gobierno paralizase, vía Tribunal
Constitucional, la Ley de la Función Social de la Vivienda que
situaba por delante del derecho a la propiedad privada, el derecho a
una vivienda digna.
La expresión “nuevo modelo
productivo” que hasta hace poco la señora candidata utilizaba
frecuentemente aparece una sola vez en su discurso... y no explica en
qué consiste. O sí. Porque el contenido neoliberal de la propuesta
certifica la claudicación del PSOE ante los poderes de la oligarquía
económica y somete a nuestra tierra al castigo de volver a apostar
por lo que nos trajo hasta aquí: especulación con nuestros recursos
y pauperización del pueblo trabajador.
Alguna de las expresiones utilizadas y
de las medidas anunciadas por la señora candidata del PSOE están
escritas en letras de oro en las tablas de la ley neoliberal:
- Para poder repartir, antes hay que crecer (teoría del goteo)
- Cumplimiento objetivos de déficit y deuda (disciplina 135 CE)
- Cultura “emprendedora” (hasta en los institutos quieren introducirla) como culpabilización del trabajador desempleado.
- Bajada del IRPF
- Nuevas deducciones del IRPF ligadas a la actividad empresarial
- Bajada impuestos “de clase” como el de donaciones y sucesiones
- Actividad económica orientada por la competitividad para la exportación
- La función del Estado como “facilitador” de la actividad empresarial (frente a la idea del intervencionismo o la obstaculización de la libre empresa)
- Atracción de actividad de empresas multinacionales.
- Educación pública y Universidad orientadas por la inversión privada para la cualificación laboral.
Aplicar estas recetas situaría de nuevo a Andalucía en la peligrosa senda del desmantelamiento de lo público o, más bien, en la senda de entender lo público con carácter subsidiario, útil tan sólo para los "necesitados", no garantistas de derechos con carácter universal. Porque, insisto, es imposible la concordia entre el neoliberalismo y lo que la candidata del PSOE llama el estado del bienestar. Pero si lo es con el estado asistencialista o benefactor.
Veremos lo que ocurre de aquí al 24M y después, pero la "Gran Coalición" en Andalucía y quién sabe dónde más, podría darse de una forma más sutil y elegante con una alianza PSOE-Ciudadanos a la espera de que el PP recupere atractivo tras los servicios prestados. En verdad, tal alianza también contaría con la bendición del IBEX35 (Ciudadanos es su criatura) y eso es lo que cuenta. Se aliña con una pizca de responsabilidad de Estado y la gran coalición a la andaluza está lista para ser servida.
Y no se crean que esto va de de economía y no más (oyeron criticar la Reforma Laboral contra la la que el PSOE se ha manifestado y todo?). La propuesta de reforma electoral presidencialista que hizo la candidata del PSOE, con el PP de Rajoy recogiendo el guante y el grupo PRISA bendiciendo desde su editorial de hoy, tiene carácter constituyente y antidemocrático. Pero de eso hablamos otro día.